
Por eso debemos recordar todos, padres, entrenadores, psicólogos, etc... que debemos evitar la tentación de programar un entrenamiento estructurado y especializado de un deporte durante la niñez del deportista, por más buenas condiciones que observemos en un jugador, debemos dejar que este jugador se desarrolle adecuadamente sin acelerar este proceso con la obsesión de obtener resultados antes de tiempo, y sometiendo al niño a una carga física y psicológica que se escapan de sus posibilidades de adaptación.